Café y cambio climático: ¿Un futuro sin café?

El café es uno de los cultivos amenazados por el cambio climático. Este producto hace parte de los cultivos de exportación más valiosos del mundo. Los pequeños agricultores producen alrededor del 70% del café del mundo, y hasta 120 millones de personas dependen directa o indirectamente de la producción de café para su supervivencia económica.

Sin embargo, el futuro del café podría estar en problemas. Es posible que disminuya la superficie apta para el cultivo del café para el año 2050. Esta conclusión fue dada en un informe publicado en 2014 por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.

Otros estudios demuestran que el aumento de las temperaturas también está relacionado con la presencia de plagas en las plantas de café y apuntan que el 60% de las especies silvestres de café, es decir 75 de 124 variedades, están en peligro de extinción.

Todo esto significa que en un futuro próximo será más difícil y caro conseguir el café.

En este blog revisaremos los puntos clave del cambio climático en la producción de café y los esfuerzos que se adelantan para mitigar su impacto.

Condiciones medioambientales ideales para el cultivo de café

Las condiciones óptimas para el cultivo del café incluyen climas tropicales de frescos a cálidos, suelos ricos y pocas plagas o enfermedades. El denominado “Cinturón del Café” se extiende por todo el mundo a lo largo del ecuador, con cultivos en América del Norte, Central y del Sur, África, Oriente Medio y Asia.

Las condiciones más importantes necesarias para que un cafeto crezca es la presencia de un clima templado o tropical en el que no haya heladas, una amplia insolación y mucha agua.

Un exceso de luz solar directa o de agua puede tener un efecto inverso y perjudicial para los cafetos. Lo ideal es cultivar el café en un suelo húmedo, fértil y bien drenado, bajo una colgadura sombreada que reciba una dosis saludable de sol cada día.

El café también crece mejor en altitudes elevadas, aunque esto se debe a las condiciones de cultivo que proporcionan estas altitudes y no a una preferencia específica de altitud de la propia planta.

Para cultivar café, además de vivir en un entorno templado, también se debe estar dispuesto a asumir un compromiso a largo plazo y con gran intensidad de trabajo con la tierra y los cultivos. El café se cultiva normalmente a partir de semillas, y cada planta tarda una media de 3 a 5 años en dar frutos.

Normalmente, un cafeto tiene tres fases vitales principales:

  • La fase de crecimiento, que dura entre 4 y 7 años
  • La fase de productividad, que puede durar entre 15 y 25 años, aunque puede variar mucho.
  • La fase final en la que el árbol empieza a decaer fisiológicamente hasta su muerte.

Cada planta sana produce aproximadamente 2.000 cerezas de café al año, o unos 4.000 granos de café, lo que se traduce en aproximadamente una libra de café tostado por cada planta sana. Estas cerezas pueden tardar de siete a once meses en madurar.

El cultivo de café requiere tiempo, trabajo e inversión económica. Además, el mercado mundial siempre es fluctuante y los factores medioambientales afectan al rendimiento de las cosechas de un año a otro. Por otra parte, existen muchas otras variables políticas, sociales y económicas que entran en juego en cada región y en todo el mundo.

Efectos del cambio climático en la producción de café

El cambio climático ya ha causado efectos en la industria del café. Brasil, proveedor de un tercio del café mundial, ha sufrido recientemente las peores heladas en al menos 40 años, lo que ha hecho subir los precios.

El café arábica, que es el más comercializado en el mundo, es ya un cultivo que requiere condiciones específicas para prosperar. Las zonas más adecuadas para el crecimiento del café se encuentran en América Central y del Sur, sobre todo en Brasil, así como en África Central y Occidental y en partes del sur y el sureste de Asia.

En los próximos 28 años, los impactos del cambio climático previstos en esas zonas las harán mucho menos favorables a los cultivos de café debido a la disminución de las zonas aptas.

También podría significar el cambio a los árboles de Robusta, que son más resistentes, pero producen granos generalmente considerados de menor calidad que los de Arábica.

Cambio de regiones de cultivo

El efecto más importante del cambio climático en la producción de café es el cambio de las zonas de cultivo. Estudios apuntan a que los cambios en la temperatura y las precipitaciones en los próximos años a causa del cambio climático podrían, entre otros efectos, elevar la altitud mínima para la producción de café. Las tierras aptas para el cultivo del café se desplazarán fuera del tradicional “Cinturón del Café”.

Según el informe anual 2018 de World Coffee Research, el 47% de la producción mundial de café procede de países que podrían perder más del 60% de las tierras aptas para el cultivo de café para el año 2050.

Este desplazamiento de las tierras cafeteras requeriría la replantación de zonas enteras con cafetos. Además, no hay garantía de que estas nuevas zonas sean igualmente adecuadas. Por ejemplo, el café, sobre todo la especialidad Arábica de alta calidad tiende a favorecer las zonas montañosas, cuyas elevaciones proporcionan muchas de las necesidades climáticas.

Clima imprevisible y café

El cambio climático no sólo está calentando el planeta, sino que está alterando los patrones meteorológicos. El café es un producto muy exigente que se desarrolla mejor con un clima predecible, con estaciones lluviosas y secas bien definidas.

El calentamiento global está desestabilizando estos patrones climáticos, provocando desde inundaciones hasta sequías o temporadas de lluvia más tempranas de lo habitual. Esto puede hacer que las plantas florezcan demasiado pronto o de forma esporádica, lo que lleva a una maduración desigual de las cerezas, prolongando la cosecha y dificultando la recogida de las cosechas en su punto ideal de maduración.

La maduración irregular de las cerezas y la prolongación de las cosechas pueden impedir al productor maximizar su rendimiento, reduciendo sus ya escasos márgenes. Además, las condiciones meteorológicas extremas y los desastres naturales pueden impedir que el café llegue al mercado.

Impacto del cambio climático en la calidad del café

Los perfiles de sabor del café se caracterizan por la cantidad de acidez, así como por el cuerpo y el sabor generales de un grano. A medida que los patrones climáticos cambian, los atributos conocidos de ciertas variedades de granos están en riesgo.

La calidad del café es vulnerable a los cambios en los factores ambientales asociados al cambio climático, según un estudio. Muchas regiones productoras de café experimentan cada vez más cambios en las condiciones climáticas, lo cual tiene un impacto en el sabor, el aroma e incluso la calidad dietética del café.

Las fincas a mayor altitud tienen un mejor sabor y aroma del café, mientras que una exposición excesiva a la luz resulta en una disminución de la calidad del café. La calidad del café también es susceptible a los cambios debidos al estrés hídrico y al aumento de las temperaturas y el dióxido de carbono.

El café gourmet representa más de la mitad del consumo total. Si la calidad del sabor y del aroma empieza a disminuir, es posible que el consumo de café disminuya. Esto puede afectar al precio del café y al sustento de los agricultores que lo cultivan.

Los pequeños productores son los más afectados

Los granos de arábica necesitan una gran elevación para crecer, lo que significa que los agricultores plantan en zonas montañosas donde la producción a gran escala sería imposible. Esta es una de las razones por las que la mayoría de los cultivadores de café son pequeños productores.

Entonces, ante la necesidad de cambiar los lugares de cultivo, los pequeños productores no tienen los recursos para comprar nuevas tierras. Además, las nuevas plantas de café pueden tardar hasta cinco años en dar fruto.

Plagas del café

Algunos estudios han demostrado que el cambio climático disminuirá el rendimiento del café y afectará a su crecimiento. El calentamiento global podría agravar las plagas. Un estudio de 2011 informó de que la broca del café, Hypothenemus hampei, parecía prosperar en condiciones de calor.

La broca del café es un escarabajo pequeño y negro de 1,5 mm de longitud. La hembra del escarabajo perfora un agujero en la parte superior de la cereza de café y pone sus huevos dentro. Cuando los huevos eclosionan, las larvas se alimentan del interior del fruto. Esto destruye el café y lo hace inutilizable.

Otra plaga es el barrenador negro de las ramas. Es un escarabajo negro que escarba y pone sus huevos en el interior de las ramas.  Su nombre científico es Xylosandrus compactus (Eichho). Las hembras de los escarabajos llevan consigo un hongo cuando excavan, y ese hongo es cultivado por los barrenadores macho y hembra. Una vez que los huevos eclosionan, las larvas se alimentan de los hongos del interior de la planta o ramita anfitriona.

Por otra parte, además de las plagas de insectos, el café también es vulnerable a las infecciones fúngicas llamadas roya.

Interrupciones en el transporte de café

La mayor parte del café del mundo se cultiva en un país diferente al que se consume. Para llevarlo a su destino final es necesario el transporte marítimo, generalmente por barco. Con el deshielo de los casquetes polares debido al cambio climático, el nivel del mar está subiendo en todo el mundo.

Esto se traduce en imprevisibilidad y retrasos a los tiempos de envío, así como un aumento de los precios.

¿Cómo adaptar el café al cambio climático?

A medida que disminuye la superficie agrícola adecuada para el cultivo del café, algunos investigadores recomiendan las plantaciones de sombra. Las plantaciones de café a la sombra, que ya se utilizan en algunos lugares para preservar los bosques tropicales y su biodiversidad, también se proponen como solución al aumento de las temperaturas y las plagas.

Los árboles con sombra protegen al café de los microclimas extremos y proporcionan un hábitat abundante para los animales que pueden alimentarse de insectos como la broca.

El futuro de los granos del café

Gran parte de la esperanza de la industria del café reside en los granos híbridos. Estas variedades son más fuertes frente a las condiciones climáticas extremas y las enfermedades.

El hibrido que genera entusiasmo es el llamado Starmaya, una variedad que puede compartirse entre los agricultores en forma de semillas más baratas.

Café de Colombia y cambio climático

La caficultura colombiana captura 5,2 veces la cantidad de carbono que emite. Los caficultores del país han plantado millones de árboles nativos para proteger el medio ambiente y la biodiversidad. Pero, en este momento, expertos consideran que se requieren acciones más decisivas de todos los actores en la producción de café.

Se están desarrollando estrategias de adaptación al clima. El uso de variedades de café mejoradas, la mejora de la gestión de los recursos de suelo y agua y un mejor acceso a la información climática son algunos ejemplos que podrían ayudar a construir un sector cafetero más sostenible y resiliente ante el cambio climático.

En septiembre de 2021, el gobierno nacional aprobó una estrategia de crecimiento sostenible para el sector cafetero colombiano. Cuenta con un fondo inicial de 9 millones de dólares, que se utilizará durante un período de nueve años. Esta estrategia tiene como objetivo abordar el acceso limitado de los agricultores a los activos productivos, la inestabilidad de los ingresos, las barreras del mercado al comercio, la insuficiente infraestructura pública que afecta a la cadena de suministro del café, incluidas las redes de carreteras inadecuadas, y la baja conectividad digital en las zonas agrícolas.

Conclusión

El calentamiento global puede perjudicar al café de múltiples maneras. La reducción de la superficie de cultivo, aumento de las plagas y pérdida de calidad, son algunos de los efectos negativos para las plantaciones de café.

Aunque estos cambios pueden resultar incómodos o caros para los consumidores de café, para los caficultores los efectos podrían ser mucho peores. Gran parte de la producción mundial de café depende de los agricultores que viven en un nivel económico precario y muchos de ellos sólo cultivan café.