El café es una bebida que aporta muchos beneficios, nos hace sentir más despiertos, nos brinda energía y, además, sentimos alegría cada vez que lo bebemos.
Pero, ¿Alguna vez has escuchado acerca de la capacidad del café para mejorar la concentración? Quédate y te contaremos qué dice la evidencia científica al respecto.
Al parecer el café ayuda a que nos concentremos mejor
Según los resultados de un estudio publicado en la revista Consciousness and Cognition, la cafeína puede ayudar a aumentar tu capacidad de concentración y resolución de problemas.
Así, se recomienda beber una taza de 12 onzas (350 ml) de café negro, entre 10 y 45 minutos antes de realizar una tarea en la que se necesite una buena concentración.
Cabe resaltar que, esa cantidad de café equivale a 3 tazas aproximadamente, por lo que conviene advertir que, si eres una persona muy sensible a la cafeína, lo mejor es que bebas una cantidad mucho menor.
Desarrollo del estudio
En el estudio, los investigadores dividieron a los 80 participantes en 2 grupos.
Así, a los participantes del primer grupo se les suministró una píldora de cafeína de 200 mg, que es la cantidad equivalente a 12 onzas de café negro.
Por otra parte, al segundo grupo se le asignó una píldora de placebo.
Entonces, cada participante tomó la pastilla de cafeína o el placebo, 20 minutos antes de que se le pidiera que hiciera dos cosas:
1. Resolver problemas que solo tenían una respuesta “correcta”.
2. Aportar nuevas ideas donde múltiples respuestas habrían sido correctas.
De esta forma, los investigadores encontraron que el consumo de cafeína, al parecer mejoró las habilidades de los participantes para resolver los problemas que solo tenían una respuesta correcta.
Esto podría indicar que la cafeína puede aumentar la concentración de los participantes y sus habilidades analíticas.
Sin embargo, cuando se les solicitó pensar de manera más creativa, para que así pudieran generar múltiples ideas, la cafeína no tuvo ningún efecto en el rendimiento.
¿Qué implicaciones tiene este estudio?
Darya Zabelina, Ph.D., es profesora asistente de psicología en la Universidad de Arkansas y autora principal del estudio.
De esta forma, según la doctora Zabelina, este estudio puede ayudar a demostrar que, cuando es necesario el razonamiento lineal para resolver un problema, el café puede ayudar a mejorar el desempeño cerebral.
Es decir, cuando la tarea es resolver un problema que tiene 1 sola solución, 1 o 2 tazas de café ciertamente pueden mejorar la forma en que nuestro cerebro resuelve las tareas.
En contraste, cuando lo que se necesita es un enfoque más creativo, pues es necesario generar muchas ideas para resolver un problema, puede que la cafeína no sea el mejor aliado.
Entonces, eso no quiere decir que la cafeína interfiera con la creatividad de las personas, sino que más bien no causa ningún efecto sobre el pensamiento creativo.
Entonces, ¿Por qué el café ayuda con la concentración y no con la creatividad?
El cerebro produce una molécula llamada adenosina que nos ayuda a dormir y a relajarnos.
Así, la producción de adenosina va en aumento desde el momento en que nos despertamos hasta que vamos a la cama.
Por su parte, la cafeína, que es el principal componente del café, es un estimulante de nuestro cerebro, razón por la cual lo activa y estimula una mayor productividad.
Además, la cafeína ocupa los receptores cerebrales de la adenosina, por lo que impide su acción.
Entonces, como la acción de la adenosina está disminuida, y la de la cafeína están en aumento, nuestro cuerpo se siente “activado” y con más energía.
Al mismo tiempo que nos sentimos más alertas, despiertos y, sobre todo, enfocados y capaces de resolver problemas.
Es decir, nuestra mente está lista para lidiar con una tarea fija, debido a nuestro estado de alerta.
Por el contrario, el pensamiento creativo necesita de una mayor tranquilidad e incluso algo de descanso y relajación, para desarrollarse y, ese es exactamente el efecto opuesto al causado por la cafeína.
Esa situación es la que podría explicar por qué la cafeína no nos vuelve más creativos, aunque sí nos ayuda a concentrarnos mejor.
Otras cosas a tener en cuenta
Otro de los hallazgos de esta investigación sugiere que los efectos de la cafeína son notables después de unos 10 minutos.
No obstante, la concentración de este alcaloide en el torrente sanguíneo alcanza su punto máximo 45 minutos después de haberla ingerido.
Asimismo, vale la pena señalar que los participantes en este estudio eran bebedores regulares de café, lo que significa que ya están habituados a esta bebida en su vida cotidiana.
Por tanto, aquellas personas que nunca beben café o beben más de dos tazas por día, pueden tener experiencias muy diferentes, señala la investigadora.
El café podría mejorar tu memoria a corto plazo
Un estudio realizado por la Universidad Johns Hopkins sugiere que la cafeína podría ayudar a mejorar el estado de alerta y la memoria a corto plazo, de manera que sea más fácil retener nueva información.
Este hallazgo puede ser muy útil especialmente para quienes son estudiantes, pues al parecer, beber café durante una larga sesión de estudio, puede ser una herramienta para aprender mejor.
Así, el estudio muestra que beber una taza de café unos minutos antes de empezar la sesión de estudios, puede ayudar a que “absorbas” la nueva información hasta por 24 horas.
De esta forma, parece ser que el consumo moderado de cafeína podría facilitar la retención de un mayor número de detalles en un corto período de tiempo, a comparación de cuando no se ha ingerido esta sustancia.
¿Los efectos en la concentración son iguales en todas las personas?
En realidad, no, y esto sucede porque el metabolismo de cada persona es diferente.
Por lo tanto, la cantidad de cafeína requerida para que tu cuerpo se “active” y tu mente comience a funcionar de manera más eficiente, puede ser muy diferente a la que otra persona necesita.
Además, la genética tiene mucho que ver con la forma en que la cafeína interactúa con nuestro organismo.
Entonces, ten en cuenta que existen personas que metabolizan rápidamente la cafeína (metabolizadores rápidos), mientras otras lo hacen de forma más lenta (metabolizadores lentos).
Así, por ejemplo, encontramos que, el gen CYP1A2 metaboliza más del 95% de la cafeína consumida y se encuentra en menor proporción en los metabolizadores lentos de cafeína.
Esto quiere decir que, aquellos metabolizadores lentos de cafeína tendrán niveles en sangre más altos de este alcaloide, y no podrán expulsarlo rápidamente, por lo que los efectos serán más duraderos y fuertes.
Lo contrario ocurre con los metabolizadores rápidos de la cafeína, ya que estas personas pueden experimentar los efectos de este alcaloide por un menor tiempo, pues sus cuerpos metabolizan y eliminan esta sustancia de manera más eficiente.
Haz que el café trabaje para ti
El problema que muchas personas tienen con el café es que lo consumen en exceso, ya que creen que no les causará ningún efecto secundario.
Pero, lo cierto es que hay que saber tomar café para que de esta forma sea posible aprovechar todas sus cualidades.
Por eso, a continuación, te mostraremos una serie de consejos que pueden hacer que tomar una taza de café, sea una experiencia deliciosa y productiva.
No exageres con el consumo de café
Ya hemos mencionado que la cafeína en exceso puede ser perjudicial, pero también es cierto que consumir cantidades muy pequeñas de este alcaloide no generará ninguno de sus efectos positivos.
Así, según la Organización Mundial de la Salud, el límite máximo recomendado de cafeína al día es de 400 mg.
Sin embargo, cantidades superiores podrían causar efectos secundarios, como ansiedad, insomnio, presión arterial elevada y problemas digestivos en personas sensibles a esta sustancia.
De esta forma, ten en mente que 1 taza promedio de café de 8 onzas proporciona entre 95 y 200 mg de cafeína; una cantidad más que suficiente para que estés alerta.
De igual forma, el té también contiene cafeína (aunque en menor concentración), entonces, 1 taza de 8 onzas puede tener entre 19 a 50 mg de cafeína.
Por su parte, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sugiere que, a partir de los 75 mg, ya es posible sentir un incremento en el estado de alerta.
Escoge el momento preciso para tomar tu café
Una de las “verdades universales” sobre el café es que beber una taza de esta bebida al despertar es un camino seguro a la productividad, pero, realmente no es así.
Varias investigaciones sugieren que lo mejor que podemos hacer, si en verdad queremos aumentar nuestra productividad, es postergar nuestra primera taza de café hasta la media mañana.
Esto último debido a que los niveles de cortisol (una hormona que aumenta la vigilia) están en su punto máximo a primera hora de la mañana y luego van decayendo conforme avanza el día.
Entonces, sumar café a los efectos naturales del cortisol es innecesario e incluso podría ser poco recomendable en algunos casos.
Por otra parte, tampoco es bueno que posterguemos demasiado la toma de nuestro café, ya que beber cafeína muy tarde podría alterar el patrón de sueño de nuestro cuerpo.
Por lo tanto, lo mejor que podemos hacer es beber el café en las horas en que el cortisol está en baja concentración en nuestra sangre, es decir, a media mañana, y hacia las 3 pm.
Canaliza la energía del café en la actividad física
Lo bueno de la cafeína es que, más que la sensación de energía que nos aporta, después de una buena taza de esta bebida quedamos con ganas de hacer lo que tengamos que hacer.
Por eso, es una buena idea aprovechar este impulso energético para realizar ejercicio físico, pues se sabe que la actividad física es beneficiosa, tanto para el cuerpo, como para la mente, lo que puede mejorar nuestra concentración y estado de alerta.
En resumen
Si bien, existe evidencia de que, en efecto, el café puede mejorar la concentración de las personas; también es cierto que hacen falta más investigaciones para determinar con exactitud, cómo la cafeína mejora la productividad.
Además, cabe resaltar que, aunque el café puede ayudar a tener un mejor desempeño al ejecutar tareas específicas, es necesario consultar con un profesional de la salud antes de modificar la ingesta de cafeína.
Esto porque, como hemos visto, el alcaloide tiene efectos indeseados en grandes cantidades o en personas especialmente susceptibles.