Historia del café y cómo llegó a Asia, Europa y América

Kaldi y las cabras de la historia del café

El café es la segunda bebida más consumida en todo el mundo después del agua; parece una locura, ¿no? Pero la realidad es que esta bebida ha logrado cautivar el corazón de muchas personas en todo el mundo. Un sinfín de sabores, aromas, preparaciones y productos del café son protagonistas durante el día de muchas personas. Pero para entender el éxito de este fruto, debemos conocer cómo fue su origen y cómo ha evolucionado con el pasar de los años para ser una bebida milenaria.

En este blog podrás embarcarte en un recorrido completo y fascinante sobre la historia del café en todo el mundo. Entenderás su origen, sus importancia en diferentes países y cómo es hoy en día. ¡Prepara una taza de café y comencemos!

El origen del café, África

Para comenzar a hablar de la historia del café, tenemos que trasladarnos a Etiopía, África hacia el año 700 D.C donde comienza este recorrido. Aunque no hay registros verídicos de este suceso, los historiadores concuerdan que es el relato más acertado para contar el descubrimiento del café.

La historia de Kaldi y sus cabras locas

Kaldi era un pastor de un rebaño de cabras que vivía en la provincia de Kaffa ubicada en Etiopía. Todas las tardes se sentaba en el pasto a tocar unas melodías especiales con su flauta. Así era cómo llamaba a las cabras cuando caía el sol.

Pastor y sus cabras
Representación de Kaldi y sus cabras que perdieron el control al comer el fruto del café

Pero una tarde, Kaldi comenzó a tocar su flauta como de costumbre y ninguna cabra llegó al lugar de encuentro. En ese momento, Kaldi decidió ir a buscar a su rebaño y las encontró cerca de una plantación de arbustos con bayas o frutos rojos. Las cabras estaban muy felices y animadas comiendo las hojas y el fruto rojo de ese árbol que Kaldi nunca había visto. Cuenta la historia que las cabras estaban tan animadas y activas, que parecían hasta estar bailando. Kaldi no entendía qué estaba sucediendo. Por eso,decidió tomar algunos frutos rojos y llevárselos a un religioso que estaba en un convento cerca de su rebaño. Quería ver si conseguía una respuesta más clara acerca del extraño comportamiento de sus cabras.

Tanto Kaldi como el religioso intentaron probar el fruto sin ningún tipo de preparación. Tenían un poco de miedo por lo que podría resultar o en los efectos que podrían tener. Notaron que era muy amargo y que su sabor no era muy agradable. Por eso, el monje decidió botar los frutos rojos al fuego para desecharlos. Fue en ese momento cuando notaron el agradable olor que se desprendía. No querían darse por vencidos, entonces intentaron una nueva preparación. Intentaron hervir los frutos rojos y luego beber esa infusión, pero tampoco tuvo muchos resultados, pues continuaba siendo una bebida un poco amarga. Sin embargo, después de unas horas, sintieron esa misma energía que veían en las cabras después de comer el fruto.

Finalmente, quisieron intentar otra forma de prepararlo. Decidieron poner al fuego los frutos rojos porque notaron que desprendían un aroma muy particular y agradable. Después, hacían la infusión con los frutos ya tostados. En ese momento fue cuando descubrieron lo que hoy en día conocemos como la bebida del café. Asombrados por sus efectos y su sabor, el consumo de café comenzó a expandirse poco a poco.

¿Cómo llegó el café a Asia?

Aunque la historia de Kaldi no puede ser comprobada, una cosa sí es cierta. El café llegó al puerto de Mocha en Yemen en el siglo XV.  Este puerto se convirtió en uno de los principales centros de distribución de este fruto. Es por esto que la palabra mocha la relacionamos con café y ahora es otro tipo de café con chocolate.

La historia del café milagroso en Yemen

Nuestra segunda parada se remonta a Yemen, Arabia; donde se relata uno de los primeros hechos verídicos en cuanto a descubrimientos de esta bebida y del árbol.

Aldhabbani, un líder religioso de Adén, Yemen, estuvo varios años en Etiopía y allá comenzó a beber qahwa (la bebida que hoy conocemos como café en árabe). Él sentía que esta bebida le ayudaba a ser más ágil en sus actividades religiosas y eso fue lo que lo atrajo. Pero un día comenzó a enfermarse gravemente y fue el qahwa lo que lo curó. De ahí se comenzó a decir que el café era una bebida milagrosa y curativa, además de los demás efectos que ya eran muy conocidos por la época.

Por esta razón, el café fue muy común entre los monjes y varios líderes religiosos, pues ellos bebían esta infusión todos los días en la mañana. Esta los ayudaba a mantener despiertos en las largas jornadas de oración. Su éxito comenzó a ser más notable por todo Egipto, Persia y Turquía.

Bada Budan y las semillas robadas

Ahora, en esta parada también conocerás una historia como la de Kaldi, que, aunque no hay muchos registros que la confirmen, es el relato que durante muchos años ha sido parte de la historia del café en este continente.

Cuando llegó el imperio Turco Otomano, los cultivos del territorio eran muy protegidos por cuestiones políticas. Durante esta época, se formó un monopolio de los cultivos. No se dejaba exportar ningún tipo de grano o semilla a otra región para que ellos fueran los únicos que pudieran producir y exportar ciertos alimentos y frutos, entre esos, el café. Pero fue justo en ese momento cuando un hombre llamado Bada Budan cambió la historia. Él se pegó unas semillas de café a su cuerpo llevándolas hasta un pueblo de la India. Su razón para llevarlas a escondidas es que él también había experimentado la dosis de energía que producían estos frutos rojos.

Entonces, a finales del siglo XVII y durante todo el siglo XVIII el café llegó a Indonesia, siendo así la puerta para que el café también conquistara el corazón de este continente. Desde ese momento, Indonesia ha sido un gran productor de café. Hoy en día es el cuarto exportador más grande del mundo.

Años más tarde, en 1706, una planta de café de la de India fue llevaba al Jardín Botánico de Ámsterdam para expandirse por toda Europa.

Los primeros Cafés de la Meca

Como lo mencionamos anteriormente, por varios años el café se consumía de varias maneras. Se masticaban directamente los granos, se machacaban los frutos para formar una masa y comerla o se machacaban y revolvían en agua. Esta última era la preparación más acercada al café que conocemos hoy en día. Fue hasta el siglo XVIII que se comenzó con el proceso que hoy en día conocemos, de secar los granos, tostarlos y luego sí hacer el café.

Durante el siglo XVII Y XVIII se comenzaron a abrir los primeros cafés, lugares dedicados a preparar esta bebida en donde era posible tener vida social, bailar, jugar y cantar, pero también hablar de otros temas más importantes. Estos primeros establecimientos en la Meca, uno de los lugares más concurridos durante esa época, se llamaban qahveh khaneh.

Su éxito se debe a que anteriormente, no había ningún lugar parecido a un café. Y, con el auge de esta bebida, estos establecimientos se fueron expandiendo rápidamente por toda Asia. Fue tal su auge, que eran conocidos también como la escuela de los sabios o como universidades de centavo, centros en donde se intercambiaba valiosa información.

¿Cómo llegó el café a Europa?

Nuestra siguiente parada será en el continente europeo en el siglo XVII, cuando por fin se da a conocer este fruto que revolucionaría el mundo.  

Fue Leonhard Rauwolf, un médico y botánico alemán, quien llevó los primeros acercamientos del café a Europa. Él lo describió como una bebida muy negra y poderosa contra muchos males y dolencias. Una bebida que era consumida diariamente en la mañana por muchas personas en Etiopia y Yemen.

Luego, hacia mitad del siglo, Prospero Alpini, médico y botánico italiano, habló del café en un su libro “Medicina Egipcia” . Con el pasar de los años, varios escritores y viajeros que iban al Cercano Oriente comenzaron a introducir el fruto y la bebida del café en todo el continente europeo.

Su llegada no fue muy bien recibida por todos, pues su color oscuro y sus poderes curativos y energéticos generaron sospechas en varios sectores religiosos. Más adelante te contaremos por qué sucedió esto.

Pero a pesar de esto, su éxito comenzó en varios lugares de Inglaterra, Austria, Francia, Alemania y Holanda. Holanda fue uno de los primeros países europeos que cultivaron, tostaron y molieron el café de manera adecuada desde 1600. La popularidad del café hizo cambiar los hábitos de los europeos. Muchos comenzaban su día bebiendo cerveza o vino, pero luego el café comenzó a ser la bebida que los llenaba de energía durante todo el día.

Así como en Asia, los cafés comenzaron a ser lugares importantes en donde el esparcimiento y conversaciones políticas se juntaban. Por la época, los hombres ingleses salían de trabajar y pasaban varias horas de la noche en estos pubs discutiendo sobre temas políticos y religiosos. Sus esposas sabían que cuando el hombre no llegaba a casa, era porque estaban en algún café.

Prohibición del café

En su llegada a Europa, Venecia no fue la excepción. Había dos versiones del café. La primera, una bebida mágica y medicinal que estaba dándole la vuelta al mundo. Y, la segunda, una bebida que debía ser prohibida porque era producto del diablo.

Hoy en día es extraño escuchar a alguien diciendo que el café es una bebida del diablo y del mal, ¿verdad? Pero lo cierto es que por 1511 no era muy extraño e incluso, el café fue prohibido en La Meca. Pero, ¿por qué?

Hay varias razones por las cuales querían prohibir esta bebida marcándola como pecaminosa:

  1. El gobierno y varios líderes políticos sabían que alrededor de una taza de café se estaban engendrando discusiones y debates acerca de las decisiones del gobierno.
  2. Los cafés era un lugar también para cuestionar varias prácticas religiosas y por eso los monjes tenían miedo de que, en estos lugares, conspiraran en contra de ellos.
  3. Muchos monjes veían el café como una bebida del diablo porque funcionaba como sustituto del alcohol para los seguidores del Islam. Como el Islam prohibía el consumo de alcohol, la gente acudía al café por sus efectos similares.
  4. Veían el café como una bebida que podría intoxicar. 

Toda esta discusión llegó hasta el papa Clemente VIII, quien al principio concordó con que era una bebida del diablo. Sin embargo, él accedió a probarla para poder dar la decisión final. Y fue así, que su sabor lo cautivó y no la prohibió. Esto permitió que la bebida del café siguiera conquistando el corazón de sus consumidores con su peculiar sabor y aroma.

¿Cómo llegó el café a América?

Nuestra siguiente y una de las últimas paradas es en América. ¡Por fin llegó esta bebida que había sido tan controversial! Acá también te contaré una historia fascinante de cómo fue que llegó el café.

La historia del joven oficial de la marina

En 1714, el alcalde de Ámsterdam decidió regalarle una planta de café al rey Luis XIV de Francia. Luis decidió sembrarla en su Jardín Real Botánico de París. Años más tarde, en 1723, el joven oficial de la marina Gabriel de Clieu, obtuvo una rama de este árbol. No se sabe con precisión si él la tomó a escondidas para llevarla al largo viaje que le esperaba o si fue el mismo rey que le dio la planta para que la cosechara en otro lugar.

Cuenta la historia que Gabriel guardó la planta en una caja de cristal para protegerla del clima y del largo viaje por el mar Atlántico. Sin embargo, él tuvo que luchar contra varias adversidades para que la planta no muriera. Pasó por un momento de escasez de agua potable, de tormentas e incluso, tuvo que luchar contra piratas que querían robarse la planta.

Finalmente, llegó a Martinica, una isla francesa ubicada cerca de Venezuela y Puerto Rico; y lo primero que hizo fue plantar su pequeño árbol. Allí, en 1726, ocurrió la primera cosecha de café. Durante esa temporada se cultivaron alrededor de 18 millones de cafetos. Así se inició lo que sería la gran expansión del café por la Costa, América del sur y América Central. Igualmente, este recorrido fue pasando por la Guayana Francesa, luego por Brasil, Jamaica y toda América.

La llegada del café a Brasil

Fue en 1727 cuando el café aterrizó por el norte del país para quedarse. Desde 1852 se convertiría en el mayor productor y exportador de café en todo el mundo. Pero, ¿cómo lo hizo?

Así como la historia anterior, el coronel Francisco Melo Pahleta consiguió una planta de café. Esta vez fue en medio de un conflicto territorial entre los holandeses y franceses. Francisco quería obtener semillas de café de la Guyana Francesa y llevarlas a Brasil sin importar lo que tuviera que hacer. El gobernador francés no quiso darle ninguna semilla al coronel, así que Francisco sedujo a la esposa del gobernador para lograrlo.

Así fue como el coronel comenzó el cultivo en Pará y obtuvo las cosechas en 1808, para convertirse años más tarde en todo un imperio cafetero.

La llegada del café a Colombia

Como todo país, Colombia también tiene una gran historia de cómo el café se expandió.

El sacerdote jesuita, Francisco Romero, ayudó a que su expansión fuera más rápida. Cuando los fieles iban a congregarse, debían sembrar café por cada pecado que confesaban y así serían perdonados por Dios. Fue gracias a esto, que la expansión del café comenzó a tomar lugar en todo el país.  

A finales del siglo XIX, con el auge de la economía, la producción de café aumentó de 60.000 sacos a más de 600.000. Esto lo posicionó como el tercer país más grande en producción de café. Además, para finales del siglo, el café se convirtió en su principal producto de exportación.

Colombia es reconocida por la calidad de sus cafés, por eso deberías conocer Los mejores cafés de Colombia.

La llegada del café a México

Su llegada fue por Veracruz; sin embargo, uno de los lugares que más plantó café fue Chiapas. Su expansión no fue tan rápida como en otros países, pues el chocolate era una bebida muy arraigada a los mexicanos. Sin embargo, el café no tardó mucho en conquistar el paladar de este país.

En 1789, la cafetería Manrique fue el primer café que se abrió en el centro histórico de la Ciudad de México. Pero fue hasta finales del siglo XIX que los cafés comenzaron a expandirse por todo el país.

El café en la era moderna

Desde su comienzo, el café no ha dejado de innovar y darle la vuelta al mundo. Siendo la segunda bebida más consumida en todo el mundo, nunca deja de sorprendernos con nuevas preparaciones, sabores y aromas. Su consumo es mundial, aunque los países nórdicos, Estados Unidos, Italia y España son sus mayores consumidores.

La primera cafetera nació durante la revolución industrial. En 1818, un parisino que se dedicaba a trabajar el metal inventó la primera cafetera. Hasta el día de hoy esta es usada muy comúnmente, claro, con algunas modificaciones. Su aparición en Estados Unidos fue hasta 1865, cuando logró conseguir el patrocinio. Por esa mima época, para 1864, Jabez Burn creó el primer tostador en Nueva York.

Años más tarde, en 1871, John Arbuckle inventó una máquina que revolucionaría la producción en masa de café. Esa máquina se encargaba de llenar, pesar, sellar y marcar las bolsas de café.

En 1901, Luigi Bezzera creó la primera máquina de espresso en Italia. Esta utilizaba agua muy caliente y vapor para hacer café rápido, aunque con un sabor un poco amargo por las altas temperaturas a las que estaba expuesto. Fue hasta más o menos 1940 que varios italianos crearon la máquina de café espresso que conocemos hoy en día.  Durante el siglo XX encontramos los avances más significativos para los instrumentos y la manera de hacer café que conocemos hoy. 

Otro dato curioso es que, en 1900, Brasil comienza hacer negociación con la gran empresa Nestlé. Para esa época, los desechos de café que quedaban en Brasil eran bastantes. Así que estaban buscando qué se podía hacer con eso. Años después, y con mucha investigación, crearon el café instantáneo o el café liofilizado.

¿No sabías que el café liofilizado venía de los desechos del café? Pues por eso no se considera un café de alta calidad y tampoco se puede esperar tener una experiencia completa alrededor de una taza de café instantáneo. ¡Sin embargo, hay algunos cafés instantáneos muy buenos en el mundo que deberías probar!

El café en la actualidad

Nuestra última parada termina a finales del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI.

Durante esta época se han creado las cafeterías más grandes y populares de todo el mundo. A pesar, de los muchos años de historia que tiene esta bebida, su evolución no para. Estamos en un momento en que el café es un arte y se ha creado toda una cultura a su alrededor.

Su descubrimiento fue con el extraño comportamiento de unas cabras que comieron unos frutos rojos. Pero su legado continúa hasta el día de hoy con historias sorprendentes.

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